Montpellier es la capital de Languédoc-Roussillon, en el sur de Francia, una región que mezcla una suave costa de playas arenosas con un interior montañoso repleto de viñedos. En este lugar la herencia cultural desde la época romana convive con el moderno ambiente de sus ciudades. Es una ciudad dinámica con una importante población estudiantil, no en vano gran parte de su población tiene menos de 25 años. Es una de las ciudades más pobladas de Francia y uno de los destinos favoritos de los franceses.

Montpellier es una ciudad relativamente joven si la comparamos con el resto de poblaciones de la región, que suelen tener su origen en antiguas ciudades romanas. No fue hasta el siglo X cuando el asentamiento empezó a cobrar importancia gracias al comercio de especias con Oriente. Su aún hoy famosa escuela de Medicina se fundó a principios del siglo XIII, en gran medida gracias al contacto entre las culturas cristiana y musulmana. Y, aunque gran parte de esta ciudad fue arrasada por las sucesivas guerras religiosas que azotaron Francia a lo largo del siglo XVI, aún hoy en día se conserva la Torre de la Babote y las Tours des Pins, pertenecientes a una fortaleza del siglo XII.

Montpellier se erige como el destino perfecto para todas aquellas personas que busquen la modernidad y el dinamismo de una ciudad vibrante.

Para descubrir Montpellier es necesario al menos una semana. Debido a su inmensa oferta cultural y monumental. Es imprescindible pasear por la Plaza de la Comédie, lugar que concentra gran parte de la actividad de la ciudad y sus alrededores. En esta plaza se encuentra la Ópera de Montpellier, un hermoso edificio que data del siglo XIX. Alrededor de la Fuente de las Tres Gracias existen multitud de animados cafés, perfectos para descansar y vivir el ambiente propio de esta ciudad.

La iglesia de Notre Dame des Estables y la catedral de San Pedro, emblemáticos edificios del siglo XVIII, son dos visitas indispensables en la ciudad. También son dignas de ver las suntuosas y elegantes mansiones del siglo XVII, época de la reconstrucción de la ciudad, de las que son ejemplos notables: el Hotel des Tresoriers de la Bourse o el Hotel des Lunaret, que a día de hoy acoge el museo Languedosin con una importante muestra de arte románico e historia de la región. Y por supuesto no puede dejar de visitar el Museo Fabre, que contiene una magnífica colección de pinturas. Tampoco puede abandonar la ciudad de Montpellier sin darse un paseo por la gran Plaza del Promenade de Peyrou, a los pies del Château d'Eau, donde se pueden admirar unas impresionantes vistas de la ciudad. Y, para los amantes de la flora, podrán visitar muy cerca de esta plaza el célebre Jardin des Plantes, el jardín botánico más antiguo de Francia.

Existen diversas formas de acceder a la ciudad de Montpellier, aunque las más recomendadas son las siguientes:

En coche: Por su cercanía con la frontera española, la mayor parte del turismo ibérico prefiere llegar a Montpellier en coche. Se encuentra aproximadamente a 3 horas de distancia de Barcelona y las autopistas están en muy buen estado. Eso sí, tenga en cuenta que tendrá que pagar peaje.

En tren: La línea de tren de alta velocidad (TGV) de Francia tiene diversas rutas que conectan distintos puntos del país con la ciudad. Además es posible coger un TGV desde España, en Figueras. Es una opción muy recomendable porque la estación de tren se se encuentra en el centro de la ciudad.

Para moverse por la ciudad le recomendamos que compre el abono Montpellier City Card que le permitirá desplazarse dentro de la ciudad y obtener descuentos en numerosos lugares turísticos.

Enlaces de interés:
http://www.ot-montpellier.fr/es/
http://www.france-voyage.com/francia-municipios/montpellier-11966.htm
http://es.franceguide.com/ideas-de-vacaciones/turismo-en-ciudad/descubra-las-ciudades/montpellier/home.html?nodeID=240