Le Havre sorprende a sus visitantes de una manera agradable. Durante este viaje inigualable disfrutarán descubriendo su arquitectura y paisajes, además de saborear la gastronomía típica de esta ciudad situada al noroeste de Francia, en Normandía.

Y es que en Le Havre se come de maravilla, gracias a la variedad de sus platos y la calidad de los productos típicos. Su cocina tradicional se compone de excelentes carnes y pescados y, cómo no, las crepes alcanzan en esta ciudad la categoría de arte culinario. La situación geográfica de la localidad, en el canal de la Mancha, hace también que su cocina tenga influencias de otros lugares.

Las actividades deportivas ocupan un gran lugar en la urbe. Al estar situada a orillas de mar, la localidad invita a practicar una gran cantidad de deportes náuticos y a disfrutar de su condición de estación balnearia.

Le Havre conjuga perfectamente patrimonio arquitectónico y pictórico (cuna del impresionismo), con abundantes espacios verdes. En el año 2005, el centro de la ciudad fue declarado patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. El centro había quedado prácticamente destruido durante la Segunda Guerra Mundial, y se encomendó su reconstrucción al arquitecto Auguste Perret, que aplicó un estilo clasicista en las nuevas edificaciones.

Entre los muchos atractivos de esta ciudad hay que destacar la Catedral de Nuestra Dama, que alberga una mezcla de estilos arquitectónicos tales como el gótico, el barroco y el renacentista. El Volcán, del arquitecto Óscar Niemeyer, es de visita obligada, al igual que el Museo André Malraux, que alberga una excelente colección de impresionismo, la mayor de toda Francia, después del museo D'Orsay de París.

Otro de los atractivos de Le Havre es su oferta “verde”, ya que es una de las ciudades de Francia con mayor número de hectáreas de espacios al aire libre. Un buen ejemplo de ello son el hermoso jardín japonés o el bosque de Montgeon.

La ciudad organiza numerosas actividades durante todas las épocas del año, entre festivales y eventos. Localidad activa como pocas, cuenta además con un gran número de bares, cafeterías, restaurantes y espacios de baile, en los que podrán disfrutar y degustar la bebida típica de la región de Normandía, la sidra. Y para descansar después de un día intenso de turismo, nada que mejor que el Hotel Kyriad Le Havre.

Desde Madrid o Barcelona hay vuelos hasta Le Havre (Octeville), pero quizá esta no sea la decisión más recomendable porque los precios suelen ser muy elevados y hay muy pocas conexiones. La mejor opción sería volar hasta París (al aeropuerto de Orly, Charles de Gaulle o Beauvais), y una vez allí desplazarse hasta Le Havre vía tren de alta velocidad TGV -hay aproximadamente 200 kilómetros-.

Para moverse desde el Hotel Kyriad Le Havre hasta los rincones con más encanto de la ciudad, la localidad cuenta con una buena red pública de transporte que le permitirá desplazarse fácilmente, aunque a pie es la mejor opción. Además, la oficina de turismo es el lugar en el que reservar visitas guiadas, algunas muy originales.

La magnífica localización y buenas comunicaciones de la urbe le va a permitir conocer lugares encantadores próximos a Le Havre, como Etretat y sus maravillosos acantilados.

Enlaces de interés: http://www.le-havre-turismo.es/medianet.asp

http://www.sncf.es/